ASAMBLEA POPULAR POR EL AGUA, 25 de agosto de 2011
Comunicado de Prensa
Rechazo del Proyecto San Jorge: ¡la lucha es del pueblo!
En el día de ayer, y de forma sorpresiva, fue rechazado por unanimidad el proyecto San Jorge en la Legislatura provincial. Desde la Asamblea Popular por el Agua queremos felicitar a todo el pueblo mendocino que se expresó manifestándose en la calle, informándose, expresándose en los lugares de trabajo y estudio y luchando contra la imposición de una actividad económica saqueante, secante, corrupta y contaminante. De ellos, nuestro, es el triunfo, no de los políticos que reaccionaron ante la presión de la gente en la calle y que instaron a rechazar en la legislatura lo que antes, en algunos casos, habían impulsado y defendido desde el Poder Ejecutivo. Es el triunfo de la gente y nadie puede salir a aprovecharse de manera oportunista de lo que se ganó en la calle.
Llamamos a los mendocinos a no creer que los legisladores y candidatos a gobernador tienen convicciones respecto de este tema, o que están escuchando al pueblo. Sólo escuchan cuando tienen miedo de perder elecciones. La única garantía es el pueblo movilizado y organizado y no podemos dormir tranquilos, como no puede dormir tranquilo Esquel, como no podrá dormir tranquilo ningún pueblo hasta que la última empresa megaminera se haya retirado de nuestros territorios.
Desde la Asamblea Popular por el Agua seguimos invitando a todos a seguir informándose y luchando, no sólo contra este proyecto en particular sino contra todo el modelo extractivista del cual este proyecto forma parte.
¡Vivan los pueblos que luchan!
¡Fuera todos los emprendimientos megamineros de nuestros territorios!
Asamblea Popular por el Agua
Revés de la minería
Legisladores mendocinos frenaron un proyecto minero
Por Darío Aranda
La minería metalífera a gran escala tuvo un importante revés en Mendoza. En un contexto provincial de sostenido rechazo y movilización popular contra la megaminería, la Legislatura frenó por unanimidad el proyecto de oro y cobre San Jorge, que había tenido vía libre del gobernador y esperaba luz verde de la Cámara de Diputados para comenzar su construcción. La compañía canadiense Coro Mining recibió el golpe menos esperado: la negativa del sector político, que había sido el principal impulsor de la actividad extractiva en la provincia. “Felicitamos al pueblo mendocino que se expresó manifestándose en la calle y luchando contra la imposición de una actividad económica de saqueo, corrupta y contaminante”, festejó la Asamblea Popular por el Agua.
La canadiense Coro Mining controla 120 mil hectáreas en Uspallata, en el norte mendocino. Allí planea explotar oro y cobre a cielo abierto, con un consumo de agua de 140 litros por segundo, doce millones de litros de agua por día.
El agua fue el punto que unió a las asambleas socioambientales, campesinos e, incluso, grandes fincas. Las asambleas fueron el motor del rechazo minero, que en 2007 habían logrado la aprobación de la Ley 7722, que prohíbe la utilización de sustancias tóxicas en minería y que establece la obligatoriedad de audiencia pública, una Comisión Evaluadora Interdisciplinaria Ambiental Minera (Ceiam), aprobación de Declaración de Impacto Ambiental (DIA) por parte del Poder Ejecutivo y la ratificación legislativa.
La audiencia pública, realizada en octubre de 2010, tuvo rechazo mayoritario de los exponentes de la comunidad. La Comisión Evaluadora (Ceiam) resaltó 140 objeciones. Se sumó el dictamen de la Universidad Nacional de Cuyo: “El informe de Impacto Ambiental presenta gran cantidad de falencias e inexactitudes, las que impedirán garantizar su viabilidad ambiental”.
Aun así, el gobernador Celso Jaque aprobó en febrero la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Las manifestaciones de rechazo se multiplicaron, con hechos históricos para la provincia como la marcha de ocho mil personas que gritó “el agua no se negocia” en la tradicional Fiesta de la Vendimia.
Para la concreción del proyecto sólo restaba la aprobación legislativa, que se esperaba para luego de las elecciones de octubre. El miércoles 17 de agosto las organizaciones nucleadas en las Asambleas Mendocinas por el Agua Pura (Ampap) cortaron el acceso a la capital provincial durante siete horas.
Y la política preelectoral comenzó a incidir. El candidato a gobernador por el justicialismo y ex ministro a cargo del área de Minería Francisco Pérez prometió que –de ser electo– llamaría a consulta popular para decidir sobre el proyecto minero. Pero sus competidores le redoblaron la apuesta: la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Demócrata (PD) llamaron el miércoles a tratar sobre tablas la cajoneada Declaración de Impacto Ambiental.
Entonces, sobrevino lo inesperado. Pérez cambió su histórica posición y llamó a sus legisladores a presentarse en el recinto y votar contra la Declaración de Impacto Ambiental. En la noche del miércoles, por unanimidad, todos los partidos rechazaron el informe de Impacto Ambiental y frenaron el proyecto San Jorge.
“Es un triunfo del pueblo, no de los políticos que reaccionaron ante la presión de la gente en la calle y que instaron a rechazar en la Legislatura lo que antes, en algunos casos, habían impulsado y defendido desde el Poder Ejecutivo”, advirtió en un comunicado la Asamblea por el Agua. Francisco Pérez era ministro de Infraestrucura cuando acompañó, con su firma, la misma Declaración de Impacto Ambiental que el miércoles llamó a rechazar.
Desde el área de Prensa del gobierno de Mendoza no respondieron los llamados. Pérez tenía el teléfono apagado y con la casilla de mensajes llena. Desde Coro Mining nadie hablaba en on.
“San Jorge, San Jorge, lucha popular, que ningún partido se lo quiera apropiar”, fue el canto que se escuchó en la Legislatura de boca de las asambleas socioambientales mendocinas, que celebraron el freno a San Jorge, pero aclararon que seguirán movilizados hasta que la “última empresa megaminera se haya retirado” y recordaron que el rechazo no es sólo contra un proyecto minero sino “contra todo el modelo extractivo”.
La minería metalífera a gran escala tuvo un importante revés en Mendoza. En un contexto provincial de sostenido rechazo y movilización popular contra la megaminería, la Legislatura frenó por unanimidad el proyecto de oro y cobre San Jorge, que había tenido vía libre del gobernador y esperaba luz verde de la Cámara de Diputados para comenzar su construcción. La compañía canadiense Coro Mining recibió el golpe menos esperado: la negativa del sector político, que había sido el principal impulsor de la actividad extractiva en la provincia. “Felicitamos al pueblo mendocino que se expresó manifestándose en la calle y luchando contra la imposición de una actividad económica de saqueo, corrupta y contaminante”, festejó la Asamblea Popular por el Agua.
La canadiense Coro Mining controla 120 mil hectáreas en Uspallata, en el norte mendocino. Allí planea explotar oro y cobre a cielo abierto, con un consumo de agua de 140 litros por segundo, doce millones de litros de agua por día.
El agua fue el punto que unió a las asambleas socioambientales, campesinos e, incluso, grandes fincas. Las asambleas fueron el motor del rechazo minero, que en 2007 habían logrado la aprobación de la Ley 7722, que prohíbe la utilización de sustancias tóxicas en minería y que establece la obligatoriedad de audiencia pública, una Comisión Evaluadora Interdisciplinaria Ambiental Minera (Ceiam), aprobación de Declaración de Impacto Ambiental (DIA) por parte del Poder Ejecutivo y la ratificación legislativa.
La audiencia pública, realizada en octubre de 2010, tuvo rechazo mayoritario de los exponentes de la comunidad. La Comisión Evaluadora (Ceiam) resaltó 140 objeciones. Se sumó el dictamen de la Universidad Nacional de Cuyo: “El informe de Impacto Ambiental presenta gran cantidad de falencias e inexactitudes, las que impedirán garantizar su viabilidad ambiental”.
Aun así, el gobernador Celso Jaque aprobó en febrero la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Las manifestaciones de rechazo se multiplicaron, con hechos históricos para la provincia como la marcha de ocho mil personas que gritó “el agua no se negocia” en la tradicional Fiesta de la Vendimia.
Para la concreción del proyecto sólo restaba la aprobación legislativa, que se esperaba para luego de las elecciones de octubre. El miércoles 17 de agosto las organizaciones nucleadas en las Asambleas Mendocinas por el Agua Pura (Ampap) cortaron el acceso a la capital provincial durante siete horas.
Y la política preelectoral comenzó a incidir. El candidato a gobernador por el justicialismo y ex ministro a cargo del área de Minería Francisco Pérez prometió que –de ser electo– llamaría a consulta popular para decidir sobre el proyecto minero. Pero sus competidores le redoblaron la apuesta: la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Demócrata (PD) llamaron el miércoles a tratar sobre tablas la cajoneada Declaración de Impacto Ambiental.
Entonces, sobrevino lo inesperado. Pérez cambió su histórica posición y llamó a sus legisladores a presentarse en el recinto y votar contra la Declaración de Impacto Ambiental. En la noche del miércoles, por unanimidad, todos los partidos rechazaron el informe de Impacto Ambiental y frenaron el proyecto San Jorge.
“Es un triunfo del pueblo, no de los políticos que reaccionaron ante la presión de la gente en la calle y que instaron a rechazar en la Legislatura lo que antes, en algunos casos, habían impulsado y defendido desde el Poder Ejecutivo”, advirtió en un comunicado la Asamblea por el Agua. Francisco Pérez era ministro de Infraestrucura cuando acompañó, con su firma, la misma Declaración de Impacto Ambiental que el miércoles llamó a rechazar.
Desde el área de Prensa del gobierno de Mendoza no respondieron los llamados. Pérez tenía el teléfono apagado y con la casilla de mensajes llena. Desde Coro Mining nadie hablaba en on.
“San Jorge, San Jorge, lucha popular, que ningún partido se lo quiera apropiar”, fue el canto que se escuchó en la Legislatura de boca de las asambleas socioambientales mendocinas, que celebraron el freno a San Jorge, pero aclararon que seguirán movilizados hasta que la “última empresa megaminera se haya retirado” y recordaron que el rechazo no es sólo contra un proyecto minero sino “contra todo el modelo extractivo”.
OLCA- Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales
Minera San Jorge, Uspallata, Mendoza.
“Gestión de recursos naturales. Aportes desde Exactas para su protección y uso sustentable”. Charla organizada por Foro de Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Participación del Dr. José María Cortés, profesor del Departamento de Ciencias Geológicas de la casa e Investigador del CONICET.
Tema: Informe de Impacto Ambiental de la minera San Jorge, Uspallata, Mendoza.
Impactante
El geólogo José María Cortés anticipó que iba a contar su experiencia en la evaluación de un informe de impacto ambiental realizado por una empresa interesada en llevar adelante el emprendimiento minero San Jorge en la zona del valle de Uspallata, en la provincia de Mendoza. Aclaró que su participación en este caso se dio a pedido de pobladores de la zona, preocupados por las consecuencias que podía acarrear la iniciativa.
El proyecto consiste en un yacimiento de cobre y oro diseminado, por lo cual, es necesaria una explotación a cielo abierto para extraer grandes cantidades de material por voladuras. Ese material debe ser procesado para obtener el producto final. “Durante este proceso se le agregan una serie de aditivos químicos muy peligrosas para la salud y el ambiente, como el xantato y la acrilamida”, detalló.
Con el objetivo de que la provincia apruebe el emprendimiento, la empresa presentó en 2008 un informe de impacto ambiental que fue elaborado por la consultora Vector S.A. Ese trabajo fue analizado en las distintas instancias previstas por la ley, por una serie de instituciones como la UTN Regional Mendoza, la Universidad Nacional del Cuyo, el CRICYT (Conicet), el Departamento de Irrigación, el Consejo Provincial del Ambiente, y hasta por el Complejo Astronómico El Leoncito. “Prácticamente en todos los casos se encontraron en el informe contradicciones, incongruencias, tergiversaciones e insuficiencia de datos”, se indigna Cortés.
Para ilustrar este tipo de problemas, el investigador expuso un ejemplo. De acuerdo con el análisis de la minera, el agua superficial de la zona no es apta para consumo humano, ni para vida acuática, ni para irrigación, ni como bebida para el ganado. “Sin embargo el Consejo Provincial del Ambiente sostiene que esas aguas son adecuadas para la vida acuática, el riego y el ganado. De hecho son hábitat de truchas y otros organismos que constituyen excelentes bioindicadores de su calidad. Incluso, desde el punto de vista físico químico, constituye una fuente de agua potable de excelente calidad previo tratamiento”.
En tren de sumar ejemplos de irregularidades, Cortes relató que la empresa estaba muy interesada en demostrar que el emprendimiento se encontraba enteramente comprendido en la cuenca cerrada de Yalguaraz y que no tenía ningún punto de contacto con las aguas de la cuenca de Uspallata. “Como eso no es así, pudimos comprobar cómo a lo largo del propio informe, en los sucesivos mapas presentados, fueron agrandando la cuenca de Yalguaraz hasta que abarcara a la totalidad del proyecto”, se escandaliza Cortés.
Luego de realizar la audiencia pública en la que el 77% de los oradores se manifestaron en contra de la iniciativa, se reunió una comisión de evaluación interdisplinaria para decidir si aceptaba o no el informe de la empresa. A pesar de todas las objeciones, la comisión aprobó el trabajo aun cuando señala que el informe presenta graves deficiencias, a tal extremo que en más de 110 puntos le pide la realización de nuevos estudios, planes de monitoreo y ampliación de la línea de base.
Actualmente el proyecto se está discutiendo en la Legislatura provincial y también hay dos causas penales iniciadas ante la Justicia. “Este es considerado un caso clave porque hay una larga fila de proyectos mineros que están esperando una resolución positiva para poder presentarse en Mendoza”.
Gabriel Rocca
Lo expuesto es parte del artículo “Medio Ambiente, agua, aire y tierra”, de El Cable Nro. 770, del 08/06/2011, Publicación de la Oficina de Prensa, Área de Medios de Comunicación, SEGB, EXACTAS UBA.
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“Si no me entendés, te lo explico con dibujitos”
16 de Noviembre de 2010
por Eugenia Segura, habitante de Uspallata
El pasado 26 de octubre, en la localidad de Uspallata, se celebró una audiencia pública sin precedentes en la historia de la provincia y del país sobre el proyecto megaminero San Jorge. El rechazo expresado por el 77% de los oradores dejó en evidencia el alto grado de conciencia y la abrumadora cantidad de argu este emprendimiento.
“No quiero megaminería en mi pueblo, y si no me entendés, te lo explico con dibujitos” así concluía la exposición de una niña uspallatina, Florencia Bressán. Con tan sólo 11 años sobre esta tierra, Florencia fue capaz de entender –y graficar– el alto grado de comprensión de casi todos los habitantes del valle en torno a los daños que esta empresa de capitales canadienses ya comenzó a generar con la alteración del clima social. Un cementerio dorado con cruces negras para advertir sobre las consecuencias que esta fiebre del oro, y de otros metales destinados a abastecer la escalada de la industria bélica, y las demandas irracionales de consumo de los países del norte, produce sobre poblaciones inocentes. Un enorme billete de un dólar adherido a un hombre pequeñito: “Nos compran por poco”, explica. Y finalmente, una sucesión de casas partidas por la mitad, expresaba con crayones las heridas abiertas en el tejido social desde el arribo de la trasnacional extranjera.
“Pases de factura vecinales”, “un strip-tease de la sociedad local” fueron algunos de los términos con los que el comunicado de la mining press, disponible en www.proyectosanjorge.com (a comentarios cerrados) desestimó este reclamo, que tal vez tuvo su punto más álgido en las palabras y el llanto de María Jesús Cortés o en la secuencia de los hermanos Pizarro. “Acordate hermano cuando rompíamos los caños para que no drenaran la laguna de Horcones, cuando íbamos por la noche a liberar a los cóndores en el zoológico. Los ideales no se transan”, le recordaba uno al otro, que se había manifestado por el sí a la megaminera unos minutos antes. Mucho más que un strip-tease o pase de facturas vecinales, estas y muchas otras microhistorias semejantes les dieron espesor y temperatura a las cifras heladas y argumentos huecos con los que la empresa trataba de convencer a los que no pudieron comprar. Desde el vamos, la exposición oficial comenzó con: “los fenicios…” (!!!) y una ridícula comparación de Uspallata con la isla de Cerdeña, que tuvo minería –obviamente no hidroquímica a cielo abierto– desde el 6.000 A.C. hasta la Edad Media, y hoy vive del turismo. Hipótesis que más tarde fue reducida al absurdo por un disertante que dijo: “Si fuera por ustedes, el Partenón no existiría”, como si la minería que implica una cantera de mármol pudiera compararse a la que utiliza cantidades siderales de agua, y toneladas diarias de explosivos y sustancias tóxicas como el cianuro, el ácido sulfúrico, el xantato.
Frente al monotemático “progreso-tecnología-puestos de trabajo”, sorprendió la cantidad de objeciones que se esgrimieron tanto desde el punto de vista científico como desde el simple sentido común. El consumo descomunal de agua, ante la emergencia hídrica, y el estudio del doctor José María Cortés, que demuestra que tanto el tajo a cielo abierto como las escombreras y la parte sur del dique de cola están, inevitablemente, sobre la cuenca de Uspallata, que aporta al río Mendoza, fueron profusamente citados. Pero también el doble discurso de la empresa fue desmontado punto por punto, en cuanto dicen que respetan la legislación vigente (ya vemos cómo respetan en San Juan la ley de glaciares) al tiempo que mantienen una demanda contra el Estado para derogar la ley provincial 7.722; y las emisiones de disulfuro de carbono, gases de efecto invernadero y poliacrilamida acrilato de sodio, que violan la ley nacional 24.051 de Residuos Peligrosos, el derecho constitucional a un ambiente sano y diversos protocolos y límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud, respectivamente. También se alegó el daño económico en otras actividades como el turismo y el agro, el saqueo de recursos no renovables, y las innumerables fallas y omisiones deliberadas de un Informe de Impacto Ambiental que fue repetidamente calificado de “mamarracho”, “chastrinada”, así como la propaganda de la minera fue cuestionada en tanto “subestimación de nuestra inteligencia”.
Resulta preocupante el autismo tanto de la empresa como de ciertos medios masivos de comunicación, y de nuestras autoridades (ya vemos cómo el gobernador Celso Jaque insiste en darle prioridad a un emprendimiento privado por sobre la clarísima voluntad del pueblo) que se empeñan en desoír y ocultar lo inocultable: el proyecto es técnicamente inviable y no cuenta con la licencia social. El rechazo de 143 oradores –de un total de 185– reflejó a una amplia mayoría que, al final de la sesión, se puso a cantar el Himno Nacional a voz en cuello, así lo demuestra. Porque en definitiva, somos nosotros, uspallatinos y mendocinos, quienes ponemos todo: el agua, la energía, el cobre, el oro, pero también nuestros cuerpos y nuestras vidas, a cambio de un miserable 3% de regalías y escasos 200 puestos de trabajo durante sólo 16 años.
Y demostró que, frente al egoísmo y la codicia del “enriquézcase quien pueda”, nada puede con un pueblo que toma conciencia de su propio valor, y elige crecer a su ritmo. En respeto a las generaciones venideras, y en armonía con esta Matria que nos constituye cada vez que tomamos un sorbo de agua, respiramos, y nos alimentamos de ella.
Las cosas por su nombre
“Un marxista cínico bien podría decir que la audiencia pública fue una expresión de la lucha de clases en Uspallata”. Llama la atención que una frase semejante se encuentre precisamente en el citado comunicado de prensa del sitio web de Proyecto San Jorge. Más allá de que la simple conciencia de ser humanos a la que apelamos no tenga izquierda ni derecha, de que el agujero de ozono, el aire envenenado con metales pesados; y el progresivo deterioro de la tierra y el agua afecte, más tarde o más temprano, a ricos y pobres por igual (la contaminación no discrimina); como laburante del lenguaje no deja de preocuparme el tipo de discursos que mueve la empresa. En una nota publicada en el diario Tiempo Argentino 15/8/10, el gerente de la empresa, Julio Ortiz declara: “Ellos no están a favor del medio ambiente, ellos lo que están es en contra de cualquier emprendimiento que les quite la hegemonía económica y el capitalismo que detentan en el lugar”. Vaya una paradoja: un alto ejecutivo de una trasnacional que mueve millones acusa al panadero, al ferretero, a docentes chacareros, etc., de “detentar la hegemonía capitalista”. Sin embargo, este es el terreno simbólico que pisan para sembrar la discordia, la codicia y la envidia dentro de una comunidad en la que juegan perversamente con la necesidad de trabajo de los sectores más carenciados.
Un marxista más cínico aún podría retrucarle que la megaminería hidroquímica a cielo abierto apenas genera un puesto de trabajo por cada millón de dólares que invierte, y mejor ni sacar el promedio con las ganancias que extrae, para no caer en la cuenta de qué tan ceros a la izquierda somos. Tanta “tecnología” ha dejado el concepto de plusvalía del filósofo alemán más pulverizado que los mismísimos cerros, de los que estas empresas extraen no sólo cobre y oro (hay, por ejemplo, 13 millones de onzas de plata no declaradas en San Jorge), sino también metales estratégicos como el molibdeno, el renio (que llega a cotizar U$S 25.000 dólares el kilo, y no es para menos: la velocidad de los aviones depende de él), y las llamadas “tierras raras”, claves para la industria armamentística y la alta tecnología, que cruzan nuestras fronteras bajo el nombre de “impurezas de exportación”.
Se repite como un estribillo, a lo largo de toda Latinoamérica, una especie de matriz dizque lógica: el cianuro no es malo, puesto que lo contienen las almendras (como si fuera lo mismo una almendra que 9 toneladas de cianuro diario), los cadáveres contaminan la tierra con xanteína, entonces por qué no echarle toneladas de xantato. La profesora Diana Mutti (de la Universidad de Buenos Aires), en el programa pro minero DEF TV, para defender las emisiones de polvo que levantan las voladuras, llegó a decir que hasta las pisadas humanas levantan polvo. ¿Hace falta decir que no es lo mismo una bicicleta que un misil, un celular que un bombardero, una sartén que un lingote de oro enterrado en el depósito de un banco, por más metálicos que sean?
Del mismo modo, comparan el uso del agua de San Jorge (141 litros por segundo) al riego por goteo de 140 hectáreas de viña (en realidad, según el Dictamen técnico de la CPA, se riega 4 veces más con la misma cantidad de agua), pero bueno, al menos yo, en todos los años que llevo viviendo en Mendoza, jamás vi un viñedo con un dique de colas de 800 hectáreas al lado. Y así, en definitiva, nos quieren hacer creer que la culpa de la falta de agua la tiene la vecina que riega los malvones.
Minería golondrina, como la llaman en el Norte, ante la pregunta de quién va a controlar, después de los 16 años que dure el proyecto, el muerto que nos dejan (semejante dique de colas en una zona sísmica), responden que se impermeabiliza solo, que después te lo van a parquizar y a convertirlo en una especie de lago de los cisnes. O bien, en el mismísimo Informe de Impacto Ambiental, que los decibeles que producen 13 toneladas de explosivos diarios se quedan en Tambillos, y no van a superar, para los oídos uspallatinos, el ruido de una biblioteca pública. Como si esas montañas, de las que sólo pedimos que las dejen en paz, ahí donde están desde hace millones de años, quietitas –porque esa es la costumbre de los cerros– no hicieran eco –y aludes– ante estas (y tantas otras) verdades simples de las que cualquier habitante del desierto con dos dedos de frente puede darse cuenta. El agua vale más que el oro, y no hay vuelta que darle.
Así hablan
Tal vez, para entender ese manejo de discursos, habría que ir a las fuentes y ver cómo hablan entre sí los hombres de negocios. Un artículo publicado en la revista The Economist el 08/02/1992, en la página 66, cita un memorando que Lawrence Summers, economista jefe del Banco Mundial, les envió a sus colegas. Literalmente, dice: “Numerosos países se encuentran muy subcontaminados, por lo que sería lógico que recibieran industrias sucias y residuos industriales, ya que tienen una mayor capacidad de absorción de contaminantes sin que se produzcan grandes costos”. Esta manera de referirse a nuestra tierra en términos tomados de alguna publicidad de pañuelos descartables –o algo peor– puede aparecer sin despeinar a nadie que consulte la sección Negocios de esa revista, incluso es hasta lógica. Impecable. “La exportación de una carga de basura tóxica a un país con salarios más bajos es impecable y debemos tenerla en cuenta”, recomienda Summers, y explica por qué: “Las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que estos serán mucho menos llamativos en países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente se muere antes de que el cáncer tenga tiempo de aparecer”. De hecho, explica y remarca, por si acaso algún Bush se encuentra entre sus lectores.
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